Hace años, dando clases me gustaba hacer un ejercicio con los alumnos. De una lista que yo había elaborado con elementos de la producción, les pedía a los alumnos que la ordenaran por orden de relevancia bajo su propio criterio.
Esta es la lista:
– Micrófonos.
– Escuchas.
– Canción/arreglo.
– Ingeniero.
– Equipo.
– Habitación/acústica.
– Tiempo disponible.
Te invito a que ordenes por orden de más importante a menos importante esta lista bajo tu criterio. Parece sencillo, pero posiblemente acabarás dándole bastantes vueltas. ¿Qué es más importante para ti?
Con el paso de los años, después de valorar diferentes opciones, mi visión de esta lista es la siguiente. En primer lugar pongo al ingeniero, ya que sin él el resto de elementos no tienen valor o por lo menos el mismo valor. En segundo lugar, pongo la canción o arreglo porque sin algo decente con lo que trabajar no vamos a poder hacerlo sonar con un mínimo de sentido y no va a ser aceptable para el oyente. En tercer lugar pongo las escuchas/altavoces. Es evidente que necesitamos algo que traduzca bien nuestro trabajo, que no nos engañe, necesitamos unos altavoces que conozcamos. En cuarto lugar, los micrófonos. No necesitas los micros más caros del mundo para hacer una producción profesional, pero sí unos micrófonos decentes y sobre todo conocerlos bien. En quinto lugar he elegido la habitación. Imaginaos que tenéis que hacer un trabajo en un cuarto de baño como sala de grabación y en una cocina cualquiera como control. En estas condiciones sería muy difícil conseguir algo decente ¿verdad?
En sexto lugar el tiempo. El tiempo es algo de lo que hoy en día carece nuestro trabajo. Lo más común es trabajar a contrareloj en la mayoría de proyectos. Está claro que un buen ingeniero bien organizado sabrá sacar partido al tiempo disponible; pero si no tienes el necesario ¡sufrirás! Y por último, el equipo. A todos nos gustan los equipos flamantes y caros, pero ¿no es verdad que habéis hecho maravillas con equipos modestos y cosas poco decentes con equipos caros?